Obra
de Leandro Fernández de Moratín
Moratín
escribió poesías satíricas y también otras en los diversos géneros de la lírica
clásica: epístolas, odas y sonetos, romanes. Su producción poética se
caracteriza fundamentalmente por la elegante contención y el equilibrio formal
propios del neoclasicismo. Destacan los poemas: Lección poética ,
Sátira contra los vicios introducidos en la poesía castellana , La
despedida y Elegía a las musas.
Entre su abundante obra en prosa, didáctico crítica, la más conocida es La
derrota de los pedantes, una sátira contra los malos escritores.
Además, Moratín
fue el mejor autor de teatro del siglo XVIII. Caracterizado por seguir
fielmente las reglas del neoclasicismo, entre ellas las de las tres unidades,
con lo que esto supone de limitación de posibilidades y de dificultad para una
mejor aceptación por parte del público. Su idea, también, de la utilidad del
arte, característica del siglo, hace que los temas se limiten a la crítica de
costumbres. Moratín pretendía, como él mismo expresa, "poner en ridículo
los vicios y errores comunes en la sociedad, y recomendar la verdad y la
virtud".
Tres de sus
comedias tienen un único asunto: la defensa de elección de los jóvenes para
contraer matrimonio: El viejo y la niña, El sí de las niñas
y El barón. La comedia nueva o El Café es una sátira
contra los dramones extravagantes que se representaban en su tiempo. En La
Mojigata satiriza la falsa piedad, la hipocresía.
Su comedia más
famosa e importante es El sí de las niñas (1801) y tiene un
argumento muy sencillo: Paquita es coaccionada por su madre, doña Irene, para
contraer matrimonio con un maduro caballero, don Diego. Paquita está enamorada
de un joven y apuesto militar, Carlos, sobrino de don Diego. Carlos y Paquita,
a pesar del amor que se tienen, están dispuestos a renunciar a él, pero don
Diego se entera y es él quien renuncia para que se case la joven pareja.
El sí de las niñas es una comedia de perfecta
construcción, con caracteres bien diseñas y un diálogo natural y adecuadamente
elaborado. Aunque en la actualidad su tema haya quedado trasnochado, en aquel
tiempo significó un planteamiento progresista que intentaba denunciar unas
costumbres y prejuicios sociales muy arraigados.
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